La mayoría de deportistas, tanto aficionados como profesionales, coinciden en que uno de los mayores problemas es crear hábitos rutinarios para los entrenamientos. El trabajo y la familia son 'obstáculos' para continuar con la práctica deportiva si no hay una buena planificación de las obligaciones y el deporte.
La parte fundamental, coinciden los expertos, es la organización. El día tiene 24 horas y hay que cumplir con el horario laboral, amén de las siete horas de sueño recomendadas para mantener un buen descanso y estado de salud. A partir de ahí, llega la parte más complicada para muchos: ¿cómo reparto mi tiempo para llegar a hacer todas las cosas que me apetecen?
El primer paso es saber qué horarios son ineludibles y, en consecuencia, visualizar los mejores momentos para cada acción. Por ejemplo, si nuestra jornada laboral es partida y hay un tiempo más o menos grande (entre dos y tres horas) en la pausa de la comida, podemos aprovechar ese espacio para realizar nuestro entrenamiento. Un gimnasio, un centro deportivo o un parque... algo cercano a nuestro centro de trabajo servirá de acomodo en este caso. Recordemos que Logroño Deporte con numerosas infraestructuras deportivas a menos de diez minutos de casi cualquier punto de la ciudad.
En cambio, en caso de que nuestro trabajo tenga una jornada continua, el mejor horario dependerá de la hora a la que comencemos a trabajar. Si empieza relativamente tarde, la mañana será nuestro momento con un arranque del día totalmente deportivo. Una vez realizado, evitaremos tenerlo pendiente el resto de la jornada e iniciaremos el día de la forma más saludable posible. Para los que comiencen muy pronto, a lo largo de la tarde encontrarán su espacio libre, bien sea después de una comida ligera o tras haber reposado durante dos o tres horas la ingesta de alimentos.
Una vez tengamos claro cuál es nuestro momento más adecuado para entrenar, lo más sencillo será realizar un calendario con una planificación algo más exhaustiva. Aquí también nos ayudará estar apuntados a cualquier actividad que ya lo tenga como pueden ser clases de fitness, spinning, yoga, pilates, zumba, etc, que se realicen varios días a la semana en el mismo horario. Si no es el caso, todo es cuestión de diseñarse un entrenamiento individual con fechas.
Siempre habrá que tener presente que una hora de entrenamiento (aproximadamente) es más que suficiente para trabajar aquello que queramos ese día. Hay que recordar que no somos profesionales y que no debemos caer en un sobre entrenamiento que nos lleve a lesiones y molestias, justamente lo que queremos evitar con la práctica deportiva.
Para aquellos que tengan hijos y familia, la cosa se complica aún más, especialmente si son pequeños. Si queremos conseguir una verdadera conciliación, también podemos realizar actividades que incluyan a toda la familia como alternativa para no estar separados y pasar más tiempo juntos. Además, así les inculcaremos los valores del deporte y estrecharemos aún más los lazos afectivos. Aquí entrarían deportes como la natación, el senderismo, la bicicleta...
Una cosa debemos tener clara: la planificación nos hará conciliar de la mejor manera posible el deporte, el trabajo y la familia convirtiendo en algo habitual, que forme parte de nuestra vida y nuestra rutina, algo que a veces consideramos una obligación o que nos aleja de la familia y el entorno.