Sea en un fin de semana con más tiempo por delante para hacerlo de manera relajada o un miércoles cualquiera por la tarde, lo cierto es que el deporte ofrece un punto de encuentro entre padres e hijos en el que la comunicación es más sencilla y se puede aprovechar ese tiempo para conocerse mejor, seguir los progresos de ambos en primera persona y crear unos hábitos saludables.
Senderismo
Un tranquilo paseo de verano o una pequeña ruta en cualquier otra estación por la naturaleza. Hacer ejercicio andando y conectar con todo lo que nos rodea, la familia incluida, es una excusa perfecta para pasar tiempo entre padres e hijos. Al elegir el camino que vamos a realizar, también se puede atender a las áreas recreativas que tengamos cercanas (La Grajera es un ejemplo), lugares emblemáticos como árboles centenarios o pequeñas lagunas en las que hacer una parada. Ni qué decir tiene que el hábito de correr sólo consiste en aumentar la velocidad, aunque exige un poco más de preparación antes de salir de casa.
Ciclismo
¿Quién no recuerda cómo aprendió a montar en bicicleta? Esas primeras pedaladas con los brazos temblorosos... puede ser una buena manera de comenzar un hábito saludable. Y si los niños ya no son tan niños, atreverse con una distancia y un desnivel asequible para todas las edades y piernas. No todos estamos preparados para subir el Tourmalet. Al igual que con el senderismo, la naturaleza es el añadido que nos aportará una experiencia inigualable. Ambas actividades pueden complementarse con un pequeño pic-nic entre medias o al finalizar la 'pequeña paliza'.
Natación
Una piscina al aire libre en verano, una piscina cubierta fuera de la época estival. Está claro que la primera estación da mucho más juego porque las posibilidades se amplían, aunque en invierno tampoco hay que abandonar esta sana costumbre. Nadar unas horas junto a tu hijo es una manera de hacer deporte como otra cualquiera, con el beneficio que esta tiene para músculos y huesos del pequeño.
Fútbol y baloncesto
No se trata aquí de montar un partido cual Mundial sino de pasar un rato con un balón, bien sea entre los pies o entre las manos. Para el baloncesto necesitaremos una canasta con la que practicar lanzamientos, entradas al aro, botes rápidos, cambios de manos... es más fácil en el caso del fútbol. Sólo hará falta un balón porque una portería pueden ser dos camisetas, dos árboles, dos conos, dos sillas, etc, y el escenario cualquier jardín, parque o cancha.
Deportes de raqueta
Desde el humilde ping-pong (cada vez hay más parques con mesas) hasta el frontenis, pasando por el tenis o el pádel. También son actividades que se pueden realizar tanto en verano como en invierno, ya que hay multitud de pistas a cubierto y al aire libre con las que manejar las muñecas para emular a Rafael Nadal.
Yoga o pilates
El yoga potencia el equilibrio, la flexibilidad y el desarrollo psicomotriz, además de la concentración y la relajación. Los niños pueden empezar con el yoga a partir de los cuatro años, cuando son capaces de entender las posturas y ejercicios y mantener cierta concentración.
Otros
Un punto más allá. Montar a caballo también es una actividad en la que padres e hijos pueden disfrutar de su tiempo libre haciendo deporte, añadiendo en este caso, además de la naturaleza, el contacto con el mundo animal y todo lo que eso conlleva.
Y para los más atrevidos, tampoco se puede descartar el rafting, un paseo en canoa, la escalada... En general, los considerados deportes "de riesgo" (eso sí, siempre que sean aptos para niños) son una muy buena excusa para pasar un fin de semana fuera de casa en familia.